La vista y el oído son de vital importancia para las relaciones interpersonales, aún más en adultos mayores, porque condicionan su correcta interacción con los demás. La visión y audición suelen deteriorarse de manera natural con el paso de los años, se estima que entre un 70 y 80% de los adultos mayores de 65 a 75 años de edad padecen afecciones en la visión y audición.
Los signos de alerta ante una posible deficiencia visual son: visión borrosa, dificultad para leer o ver de cerca y/o lejos, sensación de cansancio o dolor ocular, visión de puntos centelleantes, visión doble, ojos rojos o con secreción y dolor de cabeza continuo. Ahora bien, si hay sensación de oído tapado, ruidos en la cabeza o pitos en los oídos, dificultad para entender una conversación y escuchar el timbre de la puerta o el repicar teléfono, sensación de distorsión en lo que oye y no hay reacción a la voz o sonidos del ambiente, la deficiencia auditiva le aguarda.
Los problemas de visión más comunes en adultos mayores son:
La presbicia: es consecuencia del envejecimiento del ojo y de la disminución de la capacidad visual. Es algo casi inevitable, y aunque puede ser corregido, no tiene cura. Pero sí se puede mitigar su efecto mediante el uso de lentes graduados.
Las cataratas: la progresiva opacidad del cristalino conlleva una disminución creciente de la agudeza visual. En su estado inicial se pueden manifestar por sensación de deslumbramiento, disminución de la sensibilidad a los contrastes y dificultades para percibir el relieve y los colores. Las posibilidades de tener cataratas aumentan con la edad, a partir de los 60 años. Por fortuna, las cataratas pueden ser operadas en cirugía ambulatoria y con anestesia local.
El glaucoma: afecta el nervio óptico cuya función es conducir la información visual captada por el ojo hasta el cerebro. Avanza de manera lenta y progresiva. Los síntomas del glaucoma crónico son tan leves que, a veces, ni se les presta atención, al principio el campo visual se estrecha de manera imperceptible, más tarde, aparecen algunos síntomas leves como dolores de cabeza matutinos y visión borrosa. A medida que avanza, la visión central desaparece casi por completo, impidiendo bajar escaleras o conducir. Cuando esto ocurre suele ser ya demasiado tarde porque las lesiones son irreversibles.
Los problemas auditivos más comunes en adultos mayores son:
Hipoacusia: en el anciano, la atrofia y deshidratación de la piel del conducto auditivo externo, favorece la acumulación de cerumen. Si el tapón obstruye totalmente el conducto, entonces se producirá la hipoacusia de trasmisión y, eventualmente, vértigo. Mientras que la hipoacusia de percepción se da ante el empleo de diferentes fármacos que generan lesiones en las células sensoriales del oído interno, como algunos antibióticos, diuréticos y quimioterápicos. Es reversible y dependerá del tiempo y dosis de uso del medicamento.
Presbiacusia: disminución de la capacidad auditiva fisiológica de percepción e integración de los sonidos. Aparece con el avance de la edad y se hace más evidente a partir de los 65 años. Un síntoma precoz es la deficiencia auditiva en ambientes ruidosos o en conversaciones grupales; en estas situaciones, los individuos oyen pero no comprenden. Es primordial entender que muchas personas se resisten a reconocer este déficit y dirigen el problema hacia el resto.
El deterioro celular que se produce con el envejecimiento, afecta la totalidad del sistema auditivo y visual, a pesar de esto, los déficit de audición y visión pueden tratarse eficazmente si se diagnostican a tiempo, así que lo mejor para prevenir y detectar en etapas tempranas estos padecimientos, es asistir regularmente a exámenes especializados y estar atentos ante cualquier síntoma, ya que esto puede evitar daños permanentes y limitantes.